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A las 5:30 de la tarde del sábado 30 de junio Mercedes Chaparro iba para su finca cerca de Muzo, en Boyacá. En la camioneta viajaba con su hijo menor de edad, su conductor y un escolta. De la nada salió un grupo de hombres y comenzó a disparar contra el vehículo. Tras dejar heridos al niño y a los dos hombres, la mujer de 46 años alcanzó a lanzarse por un barranco. Pero los sicarios la persiguieron y la acribillaron con nueve balazos. El asesinato conmocionó a los habitantes de la región.

Chaparro era reconocida en la zona como una de las personas más cercanas al zar de las esmeraldas, Víctor Carranza y como una líder vinculada a los procesos de paz que desde hace más de una década han logrado apaciguar la ‘guerra verde’.

El crimen, por una parte, ha despertado el temor por el posible resurgimiento de una nueva guerra entre clanes de esmeralderos. Y por otra, también, según las autoridades, parece estar ligado a una extraña cadena de hechos alrededor de un polémico esmeraldero: Pedro Rincón, conocido con el alias de ‘Pedro Orejas’. Pocos días antes de su asesinato, Chaparro había sido contactada por investigadores de la Fiscalía y dijo estar dispuesta a entregar documentos y dar su testimonio en uno de los varios procesos que la Justicia adelanta contra ‘Orejas’.

No han sido pocas las veces que este esmeraldero ha acudido a todo tipo de tretas para eludir la cárcel. En mayo del 2008, a plena luz del día y delante de 30 testigos, Rincón asesinó con 12 disparos en el municipio de Pauna al escolta de un exsocio suyo. El juez del pueblo lo absolvió, pero varios meses más tarde se descubrió que Rincón había pagado cinco millones de pesos para conseguir esa absolución. Con las grabaciones que demostraban que había comprado su libertad, diez meses más tarde el entonces fiscal general Mario Iguarán ordenó a un fiscal de Tunja reabrir el caso y arrestar a Rincón, cosa que ocurrió.

A finales del 2009, además de la investigación por homicidio, Rincón tenía otro proceso por desaparición forzada en el caso de un socio suyo que, según las pesquisas, se encargaba del cuidado de laboratorios de coca en el occidente de Boyacá. Sorprendentemente, el 30 de diciembre de ese año fue dejado en libertad. Meses más tarde se descubriría que Rincón había pagado 150 millones de pesos a la fiscal que llevaba su caso, lo cual quedó documentado en centenares de horas de grabación. La fiscal confesó y fue condenada a siete años de prisión. Pero Rincón ya estaba libre.

En el  2010, fiscales de Bogotá adelantaron una nueva investigación contra Rincón por narcotráfico, la cual se amplió a tráfico de armas, conformación de grupo ilegales y concierto para delinquir. En varias declaraciones ante fiscales de Justicia y Paz el jefe paramilitar, Freddy Rendón Herrera, alias el ‘Alemán’, afirmó que Rincón había sido uno de los principales promotores de la llegada de los paras a Boyacá, y habló de las reuniones que tuvieron en las que el propio esmeraldero lo recibió en una casa hotel en Maripí. Centenares de horas de grabaciones documentaban cómo Rincón estaba involucrado en tráfico de armas, junto con varios militares activos.

Hace un año la Fiscalía llegó con un arsenal de más de 17 pruebas contundentes ante un juez de Tunja para solicitar la captura de Rincón y otras 14 personas, entre las cuales está un reconocido periodista de un noticiero de televisión nacional, a quien la Fiscalía le tiene decenas de horas de comprometedores conversaciones con Rincón y sus lugartenientes, y a quien sindicó de concierto para delinquir por ser parte de la organización de Rincón. Una vez más y para sorpresa de muchos, el juez de Tunja objetó todas las pruebas en contra de Rincón, de quien afirmó que “era un próspero empresario”.

La Fiscalía apeló la decisión ante el Tribunal Superior de Boyacá. Allí el caso lleva más de un año durmiendo el sueño de los justos. Investigadores y fiscales que han intentado mover algunos de los procesos han sido víctimas de graves amenazas. Otros, como Mercedes Chaparro, sencillamente han sido asesinados. Por ahora, el intocable señor Rincón sigue sin orden de captura jugando tranquilamente en las galleras de Maripí.