John Roberts, Mickey Munday y Max Mermelstein son los estadounidenses a quienes se les podría culpar de haber llenado de cocaína el país. Mermelstein en su libro afirmó sentirse arrepentido y dijo haberse decidido a contar su historia para que otros no la repitieran. En el caso de Roberts y Munday, ¿notaste algo parecido?

¿Cómo se dice en español…? ¿Un poquito? Muy poquito. Yo les hice esa pregunta. Uno de ellos, creo que fue John, respondió que en los inicios del negocio no había una conciencia real de lo peligroso que era. El gobierno estaba más preocupado por drogas de los hippies como la marihuana, por la heroína y por los yonquis que afeaban los vecindarios. Al comienzo, la cocaína era ignorada porque se pensaba que era para gente adinerada: médicos, abogados, miembros productivos de la sociedad que se iban de fiesta el fin de semana, esnifaban cocaína y volvían a trabajar el lunes en la mañana. Para el gobierno, la cocaína no era una amenaza. Por eso descuidó su tráfico y permitió a los carteles, frente a sus narices, llegar a Estados Unidos a través de Miami, construir una infraestructura y lograr que todo el país se volviera adicto.

John sentía algo de arrepentimiento por amigos y gente cuyas vidas se destruyeron por la adicción a las drogas o murieron por sobredosis. Mickey, como lo único que hacía era transportar la cocaína pero ni la consumía ni la vendía, no se ha sentido muy culpable. Se sintió mal por los amigos a quienes vinculó al negocio. Claro, todos ellos lo hacían porque les pagaba bien, incluso a los que estaban en la parte más baja. Por ejemplo, a uno de sus grandes amigos le pagaba entre cinco y diez mil dólares por cargar la avioneta durante la noche. En ese momento les parecía sensacional, pero luego a muchos de ellos les tocó ir a prisión. Y Mickey expresó arrepentimiento por ellos.

¿Alguno sintió escrúpulos por la gente asesinada?

No creo… bueno… Mickey no era un tipo violento. En ocasiones, particularmente cuando estaba junto a Rafael Cardona Salazar, sentía tensión. Pero nos dijo que la situación más violenta que había vivido en el negocio fue cuando un narcotraficante cabreado le tiró un café. Él estaba desconectado de toda la violencia; por eso no sentía ninguna responsabilidad por los asesinatos. Nos dijo que lamentaba mucho que el narcotráfico fuera tan violento, porque esa violencia había jodido un negocio muy lucrativo.

En Cocaine Cowboys hay una breve declaración de Max Mermelstein. ¿Cómo accedieron a él, si desde que fue capturado se sometió al Programa Federal de Protección de Testigos y le cambiaron la identidad?

A través de los documentos públicos pudimos recabar suficiente información para rastrear su nueva identidad. Entonces, le escribimos una carta. A la vez, Al Singleton le hizo saber que queríamos contactarlo. Tiempo después, cuando ya Mermelstein había leído nuestra carta, Al Singleton medió para que Alfred y él hablaran una vez. Pero no quiso dejarse entrevistar para el documental. El clip que se ve lo sacamos de una entrevista que dio en televisión hace muchos años, creo que a Geraldo Rivera.

En Cocaine Cowboys: Remix mostraremos a Max Mermelstein respondiendo ante el Senado de la República, en Washington D. C., las preguntas del entonces senador Joe Biden, hoy vicepresidente de Estados Unidos. Mermelstein se ve rodeado por páneles verdes que lo ocultan de la audiencia y de la cámara; hay guardias y policías alrededor de los páneles. Creo que el micrófono está distorsionado para que tampoco se le pueda identificar la voz. Y hoy ya es imposible volverlo a entrevistar porque murió de cáncer.

El documental inicia con el doble homicidio ocurrido en la licorera del Dadeland Mall, en julio de 1979. Prensa y fuerza pública han coincidido en que fue el inicio de la guerra de narcotraficantes colombianos en Miami. Para los investigadores fue un hecho significativo. ¿Pero al ciudadano común le menoscabó la sensación de seguridad? ¿Llegó a sentir que su vida estaba en peligro si entraba a un centro comercial o si caminaba por South Beach?

Bueno, hubo dos sucesos conectados con Griselda Blanco. El primero fue una balacera entre dos carros en la Autopista de Florida. Al final, uno de los dos carros se estrelló, los ocupantes huyeron y en el baúl del carro la policía halló un cadáver. Dos meses después ocurrió el doble homicidio en el Dadeland Mall. Supuestamente, esta acción era la venganza por lo ocurrido en la autopista.

Ahora bien, una balacera de carro a carro mientras van por una autopista es algo muy diferente a una balacera en un centro comercial muy concurrido y popular, con familias y niños allí, en un día de verano casi a la hora del almuerzo. Eso, realmente, sí fue algo muy traumático para la ciudad.

Primero, la policía quedó asombrada por el poderoso armamento que tenían los pistoleros. Los policías todavía usaban revólveres de seis balas y estaban encarando a una gente que no había tenido inconveniente en abandonar en el parqueadero del centro comercial un camión con un costoso arsenal dentro. Una gente que no tenía temor de dejar huellas digitales en esas armas. Una gente a la que no le importó matar a estas personas delante de muchos testigos, o haber matado gente inocente que pasaba por ahí.

Lo que se decía en las noticias era que si uno de nuestros patrulleros hubiera estado solo, y en un operativo de rutina hubiese detenido un camión de ésos, lo habrían hecho pedazos antes de que pudiera disparar su diminuto revólver. Entonces en los meses que siguieron al tiroteo, Edna Buchanan, la reportera de judiciales del Miami Herald, informó constantemente sobre el pánico masivo que había en Miami por estos camiones: cada que alguien veía alguno, dejaba tirado lo que estaba haciendo y corría a llamar a la policía.

En Estados Unidos la industria cinematográfica tiene un larguísimo recorrido haciendo ficción con la criminalidad real del país. En América Latina, en cambio, tenemos una historia mucho más corta en ese campo y hay una discusión vigente acerca de la supuesta idealización que estas telenovelas, seriados o películas hacen de los criminales. En tu opinión, ¿Scarface y Miami Vice ayudaron a entender esa época de Miami o, por el contrario, terminaron volviendo héroes a criminales?

Scarfacey Miami Vice fueron sobresalientes. Ambas producciones son históricas y recordadas porque en esa época entretuvieron a la audiencia. Esa larga tradición de contar historias de malos y bandidos (Billy the Kid, Robin Hood, Bonnie and Clyde, Al Capone, etcétera) siempre ha tenido (y tiene) audiencia. Por eso, los actores usualmente prefieren interpretar papeles de villanos, pues tienden a ser más apasionantes.

 

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