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Marcela Andrés- La tercera.-
El 9 de octubre del 2012 el nombre de Anyelo Estrada Argomedo comenzó a escucharse en todos los noticieros. El joven estudiante de Pedagogía en Educación Física no estaba en la protesta que se había generado en calle San Martín con Catedral, pero desde el departamento que compartía con su polola, en el cuarto piso, observó la manifestación. Era la hora de almuerzo y antes de que el olor de las lacrimógenas comenzara a sentirse con fuerza, Anyelo acudió a cerrar la ventana.

Desde aquel minuto, Anyelo no ha vuelto a tener contacto con la realidad. En el instante en que el joven observaba la manifestación, un carro de Gendarmería cruzó por el lugar y fue apedreado por un grupo de jóvenes. El gendarme que lo conducía presionó el gatillo de su arma, buscando espantar a la muchedumbre. El tiro al aire impactó en la cabeza del estudiante.

Al joven primero le dieron 48 horas de vida y luego cinco días. Tras tres operaciones, Anyelo suma casi cuatro meses hospitalizado en la Clínica Tabancura. Su madre, Maciel Argomedo, debió abandonar su trabajo para dedicarse al cuidado del muchacho, que el próximo 20 de febrero cumplirá 22 años.

“Su estado es vegetativo persistente. Dicen que las personas pueden despertar con los años. Los doctores ven una baja probabilidad, pero nosotros tenemos fe de que puede despertar, que si Dios lo tiene aquí es por algo, esperamos el milagro”, dice Maciel, quien con un pequeño equipo de música intenta estimular a su hijo. En la radio pone canciones cristianas, música de relajación y también los cánticos de la Garra Blanca. Su hijo era fanático de Colo Colo.

Maciel también se lamenta. “Me duele ver a mi hijo así, porque estudió y trabajó para pagarse su carrera y yo le decía que él iba a ver sus logros, que iba a tener su recompensa”, cuenta. Para la mujer, el gendarme que accionó el gatillo “no estaba capacitado. No había una multitud, si se asustó con cinco chiquillos, cómo trasladaba presos”.

De haber continuado la vida como Anyelo Estrada planeaba, este 2013 estaría a punto de terminar su carrera y también atento a los resultados del subsidio habitacional, porque esperaba dejar el departamento de calle San Martín para instalarse en una casa propia junto a su polola.

Ahora, su destino es incierto. Los médicos han informado a la familia que esperan darle el alta durante este mes y su madre quiere que sea trasladado a la Clínica Los Coihues. “Cree que allí podría buscar la rehabilitación, pero su isapre no tiene convenio y pagar como particular nos saldría millones. De lo contrario tendremos que llevarlo a la casa, ahí estamos haciendo ampliaciones para recibirlo, pero estamos contra el tiempo”, cuenta su madre.

Lo que ahora espera la familia del joven es que el Estado se haga cargo. “Esperamos una indemnización, presentar una demanda, para que Anyelo tenga una mejor calidad de vida. El Estado tiene que hacerse cargo de lo que hacen sus funcionarios en horario de trabajo, más allá de que haya sido un accidente, negligencia o irresponsabilidad”, pide Maciel.

Jorge Retamal Segura es el nombre del gendarme que la tarde del 9 de octubre empuñó su arma. El hombre, de 31 años, con 13 de ellos en la institución, ha vivido momentos complejos desde aquella tarde de octubre, cuando realizaba un traslado hacia los tribunales de justicia. El gendarme ha estado en tratamiento psiquiátrico, e incluso debió ser hospitalizado, para enfrentar lo que en un principio fue calificado por la fiscalía como un “actuar negligente”. Por otra parte, los funcionarios de Gendarmería acusaron la falta de medidas de seguridad.

Jorge Retamal está con licencia médica, pasa sus días en casa, y dice no poder hablar por ahora de lo que ocurrió aquella tarde. “No quiero emitir declaraciones por respeto a la familia, todo se va a dilucidar en su momento”, explica.

Sin embargo, admite que ha tratado de seguir informándose del estado de salud de Anyelo y acepta decir algunas palabras para este artículo. El cabo Jorge Retamal, recalca que “mi prioridad no es lo que determine la justicia, lo que espero es que Anyelo mejore, que se dé el milagro”.

La investigación por el caso de Estrada está en manos de la fiscal Sara Hughes, de la Fiscalía Centro Norte, que indaga el cargo de cuasidelito de lesiones y daños. Entre las diligencias que se han desarrollado se requirieron informes a Gendarmería sobre el recorrido que realizaban los carros.

La defensa también ha hecho peritajes. El abogado Gonzalo Rodríguez explicó que “buscamos acreditar que los hechos se deben al contexto de los acontecimientos, del taco en que quedó atrapado el vehículo, y que Jorge Retamal está exento de responsabilidad penal”. El 22 de febrero habrá una audiencia para analizar los plazos de la investigación.