Cosecha Roja.-
Un policía y un estudiante de abogacía pasarán sus próximos 35 años tras las rejas. Fueron condenados por un tribunal de la provincia de Misiones, en el noreste argentino, por haber ajusticiado a balazos a Roberto Manuel Del Bazo, un reconocido abogado de la ciudad de Posadas, que le debía dinero a uno de los dos asesinos. La trama que terminó en el crimen es similar a la película “Carancho”, pero en la vida real: policías, abogados y funcionarios judiciales que se enredan en la compra-venta de casos, y que terminan a los tiros por diferencias económicas.
El crimen ocurrió en la tarde del 31 de octubre de 2009, cuando el entonces efectivo, Cristian Omar Kondratiuk, de 24 años, junto a Jorge Da Rosa, de 23, visitaron al abogado en su casa de Brasil y avenida Corrientes. Según estableció el Tribunal Penal N° 2, el aspirante a Derecho, denominado en el debate oral como “El Datero”, le echó en cara al abogado que desde hacía algunos meses no cobraba un dinero que le debía por haberle entregado varios casos judiciales.
La discusión fue elevando el tono hasta que el policía decidió ponerle punto final. Sacó su pistola reglamentaria calibre 9 milímetros y le pegó tres balazos.
La primera bala ingresó en la columna; otra, le perforó la zona del tórax y salió por las axilas; y la tercera le atravesó los pómulos. Aún con vida, el hombre quedó tendido en el suelo. Pero el abogado no estaba solo. Su novia, Maia Sarjanovich, quien es secretaria de un juzgado Penal de Posadas, también se encontraba en la casa. Mientras Del Bazo agonizaba, el policía le entregó su arma a su cómplice para que la eliminara.
Da Rosa fue hasta el fondo de la vivienda, encontró a Maia y la encerró en una habitación. La insultó, amenazó y le disparó a la cabeza. De milagro, la bala rozó el cuero cabelludo. La chica se desvaneció, pero más tarde pudo recordar que fue Da Rosa quien antes de salir corriendo de la casa, se detuvo un instante al lado de su novio, y le dio el tiro de gracia. Lo ejecutó.
Los peritos puntualizaron que la víctima recibió cuatro disparos y que el último fue en la cabeza. Recién ahí, murió.

La fuga
Los asesinos intentaron huir de inmediato. Da Rosa tomó las llaves del Peugeot 206 de Sarjanovich y se puso al volante. Los estruendos de los balazos habían conmocionado al barrio y en los alrededores los estaba esperando la oficial Berta Acuña, quien vivía en frente a la casa del abogado. La vecina les dio la voz de alto pero no sirvió de nada.
Mientras subía al auto, Kondratiuk, le gritó: “Bajá el arma, no es con vos” y disparó una vez en dirección a la mujer. Los atacantes lograron huir pero no por mucho tiempo. Acuña había dado aviso a la policía y se montó un operativo que logró dar con el Peugeot 206 en las inmediaciones de la zona del Mercado Central, a muy pocas cuadras de donde ocurrió el hecho. Tras una persecución que terminó en el barrio La Ripiera, el auto terminó su aventura volcado en una calle vecinal. Los asesinos no se rindieron e intentaron huir corriendo en sentidos diferentes.
Los policías lograron detenerlos. En la cintura de Kondratiuk estaba el arma homicida; mientras que en poder de Da Rosa encontraron un radio portátil que había sido robado tiempo atrás al Comando Radioeléctrico de Iguazú, donde trabajaba su cómplice. De esa manera, los asesinos habían advertido los movimientos de la policía local.

La película completa:
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