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Cosecha Roja.-

Cuatro oficiales jefes y un subinspector de la Policía Federal deberán explicar frente al juez Hernán López, del Juzgado de Instrucción Nº1, cómo incrementaron su patrimonio en los últimos años. El inspector Luis Poggi, los comisarios Claudio Lucione y Osvaldo Tapia, el subcomisario Elio Tobares y el oficial subinspector Pablo Aksiuk comenzarán a ser interrogados el próximo 18 de marzo.

Se cree que Lucione adquirió una propiedad de 1100 metros cuadrados en Cariló, mientras que Tapia habría comprado un barco de US$ 120.000 y un departamento de 55 metros cuadrados en la ciudad de Buenos Aires. De Aksiuk se desconoce su capital debido a que, por el cargo que ocupaba al inicio de la investigación, no se vio obligado a presentar la declaración jurada de su patrimonio.

La sospecha de enriquecimiento ilícito comenzó hace ocho meses cuando un agente de la comisaría 7º denuncia sus superiores ante el Ministerio de Seguridad. La delegación de la calle Lavalle es conocida como una de las comisarías más recaudadoras de la Federal. Los prostíbulos, los puesteros, los vendedores de las galerías, los comerciantes, los arbolitos, las financieras. Todos aportan a la “caja negra” de la 7º.

El policía denunciante había sido testigo, durante años, de cómo sus compañeros cobraban coimas. Tenía nombres, lugares y el modus operandi de los agentes corruptos. La denuncia desencadenó una presentación del Ministerio ante la justicia. La cartera que dirige Nilda Garré quedó como querellante en la causa por enriquecimiento ilícito que abrió el juez Hernán López, del Juzgado de Instrucción Nº1. Allí se investiga a nueve policías: el comisario Luis Alberto Poggi, el subcomisario Claudio Lucione, el subcomisario Osvaldo Tapia, el subcomisario Elio Rodolfo Tobarez, el subinspector Pablo Askiuk, el suboficial mayor Rubén Russo, el Cabo Héctor Cardozo, el Cabo Jorge Omar Fermin y el Sargento primero Miguel Vázquez. Algunos de ellos habían prestado servicio hacía tiempo en la 7º. Otros, todavía se desempeñaban en esa comisaría.

En septiembre pasado hubo un allanamiento en la dependencia de la calle Lavalle. Inmediatamente dos peces gordos fueron removidos de sus cargos: Luis Alberto Poggi y Claudio Lucione, ambos responsables de la 7ª en años anteriores.

En enero de este año se movieron algunas fichas entre las cabezas de comisarías de la Federal. Osvaldo Tapia, hasta ese momento titular de la 7ª, pasó a estar a cargo de la comisaría 35º. La brigada de la 7ª se renovó completa con agentes que trajo el nuevo comisario, Héctor Valdivia, quien pasó de 11ª a la 7ª. Sin embargo, Askiuk siguió. A comienzos de este año pasó a estar en una oficina, de servicio, a cargo del quinto móvil. Controla la calle, pero desde la comisaría.

“Ya pasó Pablito”. “Nosotros arreglamos con la gente de Pablo”. “¿Querés que lo llame a Pablo?” En las calles de Once, entre comida boliviana, oferta sexual y medias a diez pesos, su nombre es palabra mayor.

“Ahora hay una Brigada nueva que la trajo Valdivia. Pero en una comisaria recaudadora como ésta la Brigada que se va deja una lista de las cosas que se cobran-confió a Cosecha Roja un hombre que conoce los movimientos del barrio-. Aunque siempre hay lugares que se guardan y Askiuk sigue pasando a cobrar a algunos comerciantes. Acá, en Once, hay brigadas de diez años atrás que pasan a cobrar sus quintas”.

Askiuk presta servicio en esta dependencia desde el año 2005. “A nosotros nos llama la atención, porque en la fuerza los oficiales cambian cada dos años. Nunca duran tanto”, dijo un policía que trabajó en la 7º durante 5 años pero ahora presta servicio en otro destino.

“Pablito”, como es conocido en el barrio de Once, es el único de los policías llamados a indagatoria que no presentó una declaración jurada sobre su patrimonio. Por la ley de ética pública y por los cargos que desempeñaban, Poggi, Lucione, Tapia y Tobares se vieron obligados a hacerlo. Aksiuk, en el momento en que se inició la investigación era jefe de la Brigada.

“No ostenta mucho. Pero todos saben que no gana como un policía cualquiera y que en la calle manda. Después de la denuncia se volvió más perfil bajo, se guardó un poco”, dijo una fuente de la causa. Según el expediente, Askiuk era quien coordinaba a la brigada y a los choferes del comisario, encargados de pasar a cobrar las coimas.

Entre las pruebas, aparece la anécdota de un policía que habría discutido con Askiuk. Este agente había iniciado un procedimiento por la “ley de marcas” luego de observar que en una galería ubicada en Perón al 2700 llegaban contaniers con ropa falsificada. El encargado de la galería llamó a Askiuk, que luego se comunicó con el agente de calle. “Cuando llega mercadería importada no tenés que hacer nada. Fijate lo que hacés”, le dijo el jefe de la Brigada. El policía continuó con el procedimiento, según indica la ley. A los tres días le salió el pase hacia otro destino.