Un ritual en el medio del bosque a la luz de la luna. Un ballet clásico en el escenario del Colón. Diez cuerpos que se entrelazan y sorprenden a lxs pasajerxs de un tren. Un flashmob en una plaza cualquiera. Dos parejas que intercambian pañuelos en una sociedad de fomento.
La danza es una de las manifestaciones artísticas que forman parte de la construcción identitaria de un país. En Argentina es una de las artes que carece de políticas públicas y legislación que la fomente y la proteja.
Por eso en 2010 se formó el Movimiento por la Ley Nacional de Danza, que desde 2012 viene presentando cada dos años un proyecto de ley consensuado por la comunidad artística, escrito y revisado por juristas y legistas. Es decir: cada vez que pierde estado parlamentario, lo vuelve a presentar.
El proyecto tiene como principal aspiración que la danza constituya un factor esencial en el desarrollo de la cultura y sea objeto de promoción, estímulo, preservación, difusión y apoyo del Estado Nacional.
Para cumplir ese objetivo, propone la creación de un organismo que se ocupe de la política integral de la danza: el Instituto Nacional de la Danza, con sedes en cada una de las provincias y representantes en todas las regiones del país. La política pública servirá para que la danza se iguale a otras artes con mayor reconocimiento en el país. En Argentina existen, por ejemplo, el histórico Instituto Nacional del Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y el Instituto Nacional del Teatro.
Un frente para paliar la pandemia
La pandemia profundizó la crisis del sector, que no es distinta a la de la industria cultural y específicamente a la independiente, pero agravada en este caso por la falta de políticas públicas específicas y de fomento por parte del Estado.
“Trabajadorxs en irregularidad, sin estructura legal o jurídica para poder sostener la actividad y sin políticas de fomento”, detalla a Cosecha Roja Manuela Fraguas, integrante del Frente de Emergencia de la Danza.
El Frente se conformó en abril del año pasado cuando los efectos económicos y sociales de la pandemia recién empezaban a asomar para la mayoría de los sectores. Para la cultura en general las consecuencias fueron devastadoras desde el principio: los espacios culturales fueron los primeros en cerrar y los últimos en volver a abrir.
“Los espacios estaban empezando a tener dificultades para continuar sosteniéndolos, no se podía pagar alquileres, no había producciones, había que trasladar todo a la virtualidad”, cuenta Fraguas. “Nos reunimos algunas organizaciones y otrxs particulares para hacer este frente y poder paliar la situación que ya se perfilaba”.
Festivales nacionales e internacionales que se venían produciendo desde el 2019 -con pasajes y alojamientos pagos a lxs participantes, contrataciones a técnicos, locaciones y demás- tuvieron que trasladarse en poco tiempo a la virtualidad. Algunos directamente se cancelaron.
Es que en Argentina la cultura no es considerada esencial. “En el imaginario común, la cultura es un hobby, más que un trabajo”, dice Fraguas. “Es necesario reconocer como sociedad que la cultura es fundamental y que, si hablamos de políticas públicas, atraviesa a todos los ministerios: a la salud, la educación, la economía”, agrega Fraguas.
Los ejemplos hablan por sí solos: “Cierra una sala y no es solamente un grupo que gestiona la sala el que se queda sin trabajo. También hay técnicos, personas en boletería, limpieza. Hay un montón de familias que quedan sin un sustento”, detalla.
Entre las distintas comisiones que funcionan en el Frente, fue fundamental la de fondos solidarios, que se encargó de relevar a lxs trabajadorxs que no estaban pudiendo satisfacer sus necesidades básicas y accionar en base a eso. Una de las campañas consistió en recolectar donaciones de dispositivos tecnológicos para lxs compañerxs que tuvieron que pasar toda su actividad a la virtualidad. Otra fue la generación de becas para quienes no estaban pudiendo pagar sus clases de entrenamiento. Se entregaron más de 100 becas.
Y lo que no podía faltar: a fin del año pasado, se organizó un festival, el “Bailongo urgente”, para juntar donaciones monetarias. Todo lo recaudado se repartió entre lxs trabajadorxs más afectadxs por la pandemia.
Actualmente, el Frente está integrado por 43 organizaciones de todo el país. Funciona de manera horizontal y uno de sus mayores objetivos es la ley.
Este año, el 29 de abril, Día Internacional de la Danza, es otra oportunidad para darle impulso al proyecto. Por eso desde el Frente organizaron para hoy una jornada virtual de charlas y debate sobre las distintas problemáticas que afectan al sector: Danza, diversidades y accesibilidad; Danza en los márgenes: géneros y feminismos; Organizaciones de la danza. ¿Por qué y cómo nos organizamos?, y Danza y memoria. Políticas de archivo en las danzas.
La actividad cerrará con un debate sobre la ley, moderado por Eugenia Schvartzman y Alma Canobbio, al que están invitadxs legisladorxs nacionales y miembrxs del Poder Ejecutivo. Se podrá ver en vivo, a partir de las 15, por el Facebook del CCK.