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Cada 30 horas una mujer es asesinada en Argentina por el solo hecho de ser mujer. Aunque la violencia machista existe con y sin armas de fuego, la presencia de una pistola o un revolver en una casa aumenta cinco veces la posibilidad de que una mujer sea asesinada por su pareja.

“Las armas respaldan y/o vehiculizan otras violencias ya existentes en la sociedad, y particularmente en las relaciones entre hombres y mujeres”, sostiene el informe preliminar del estudio “Violencia de género y armas de fuego en Argentina” realizado por el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales (INECIP) que fue presentado en el Encuentro Regional Feminismos y Política criminal: una agenda feminista para la Justicia.

El informe contó con el apoyo de la Fundación Ebert y la adhesión del Colectivo Ni Una Menos. Se trata del primer documento que aborda en forma integral la problemática de la tenencia y uso de las armas de fuego y sus múltiples consecuencias desde una perspectiva de género.

1.

En Argentina, al igual que en la mayoría de los países del mundo, las mujeres no son las usuarias ni compradoras de las armas de fuego: el 97 por ciento de los pedidos ante el Registro Nacional de Armas (RENAR) para convertirse en legítimos usuarios son hombres.

2.

Las armas son un factor de riesgo que aumentan significativamente la posibilidad de que una mujer sea asesinada en el hogar. Según estudios producidos en Estados Unidos, la tenencia de armas aumenta cinco veces el riesgo de que una mujer sea asesinada por su esposo o compañero.

3.

La tenencia de armas de fuego también reduce la capacidad de resistencia de las mujeres: por la proyección del riesgo de la muerte propia y por el miedo a que otro miembro de la familia sea asesinado. El 88,9% de las mujeres que llamaron a la línea 144 para denunciar situaciones de violencia machista tenían hijos a su cargo. “La presencia del arma repercute aminorando la posibilidad de que la mujer escape o bien requiera que otra persona le preste ayuda”, sostiene el estudio del INECIP.

El 28% de las víctimas denunciaron la presencia de armas de fuego en sus casas.

4.

Las estadísticas oficiales demuestran que las armas de fuego son el medio más utilizado en los femicidios: casi una de cada cuatro víctimas fueron asesinadas a balazos, según el Registro de Femicidios y Homicidios Agravados por el Género de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Le sigue el apuñalamiento con un 21,77%, múltiples modalidades con un 17,5% y golpes con el 11,1%.

5.

La tenencia de armas de fuego está justificada a partir del modelo de masculinidad hegemónico: la pistola como representación de la potencia sexual y el hombre armado como garante de la seguridad de su familia.

Este modelo –sostiene el estudio- tiene una doble connotación: el poder de protección se convierte en un poder de dominación. “El estereotipo masculino heroico de muchas sociedades puede seguir siendo el que lleva la pistola. Este tipo ideal tiene graves consecuencias para las mujeres”, define la Relatora Especial sobre la Violencia contra las Mujeres (ONU). En la práctica, el uso de las armas está más vinculado a un ejercicio de dominación de las parejas que de protección ante una amenaza externa: las mujeres mueren más en manos de sus parejas, familiares o conocidos, que por ataques de desconocidos.

6.

Las mujeres son víctimas de la violencia incluso cuando los que mueren son varones. “Las armas de fuego afectan la vida de las mujeres aun cuando no están en la línea de fuego (…) se convierten en principales proveedoras de sustento y cuidadoras cuando los familiares varones mueren o resultan heridos o incapacitados debido a la violencia armada”, sostiene la publicación “Los efectos de las armas en la vida de las mujeres” realizada por Amnistía Internacional, IANSA y OXFAM.

7.

A pesar del compromiso de la sociedad civil en materia de Desarme y Control de Armas a partir del impulso de políticas propositivas, principalmente a través de la Red Argentina para el Desarme (RAD) por un lado y las movilizaciones en torno a las violencias de género por el otro, no se han logrado articular políticas eficientes en materia de armas que consideren la perspectiva de género. El estudio de Inecip revela serias dificultades para acceder a la  información sobre este tema por falta de respuesta a las solicitudes efectuadas a la ANMAC (Agencia Nacional de Materiales Controlados – EX RENAR).

8.

Las políticas que restringen el acceso a las armas de fuego reducen el riesgo de las mujeres en su vida cotidiana. En Argentina se exige como requisito para la licencia de legítimo usario que la personas no tenga antecedentes penales. “No es una medida en sí misma suficiente para impedir que sujetos maltratadores armas, porque rara veez los hechos de violencia intrafamiliar llegan a una condena. De hecho”, la gran mayoría de los casos ni siquiera llegan a ser denunciados, explica el informe.