Cosecha Roja.-
Se cambió de rostro y se borró las huellas digitales. Lo que nunca cambió fue su costumbre: siempre mató por dinero, siempre se fotografió con sus víctimas antes de atacarlas de forma brutal. Pero ya no más. A Luis Raúl Menocchio, conocido como “El Gusano”, lo condenaron a prisión perpetua por el asesinato del productor cinematográfico Claudio Nozzi. El miércoles 30 de abril, después de tres meses de debate, el “hombre de las mil caras” escuchó inmóvil la condena.
“El Gusano” siempre estuvo vinculado con estafas y maniobras de lavado de dinero. Abandonó Paraguay en el 2004, cuando la justicia de se ese país lo acusó del asesinato del comerciante argentino Eduardo Maciel y de su novia paraguaya, Graciela Méndez. Maciel era socio de Menocchio en un pub de Asunción. Las víctimas aparecieron en un arroyo en las afueras de la ciudad.
Después del doble crimen, viajó a Centroamérica para someterse a diferentes cirugías en el rostro. También se borró las huellas digitales para evitar ser reconocido. Con una nueva apariencia, regresó a Argentina y se presentó como Hugo Jara. Su amigo Claudio Nozzi lo recibió en su casa y lo presentó ante sus conocidos como su secretario privado. El productor de cine era socio de Menocchio y había hecho negocios con Maciel, el propietario del bar que fue asesinado en Asunción.
En marzo del 2005, “El Gusano” y Nozzi viajaron a Corrientes y se hospedaron en el Hotel Turismo. Los amigos esperaban la llegada de un yate que habían comprado el 24 de febrero de ese año. La embarcación, que costó 300 mil dólares, partió el 28 de febrero hacia Corrientes. Luis Alberto Ramírez -que también fue condenado a prisión perpetua por la muerte de Nozzi- era el encargado de conducir el yate hasta las aguas del río Paraná.
“El Gusano” y Nozzi se sumaron a la tripulación. Los empresarios continuaron el viaje hasta una zona conocida como Rezpecki. Buscaban un lugar para filmar una película. Pero en medio de la travesía, Nozzi desapareció. Fue visto por última vez el 5 de marzo.
Días después, hallaron su cuerpo flotando en el río Paraná, a unos tres kilómetros de donde estaba anclado el yate. Lo encontraron desnudo, esposado y unido a un ancla con una cadena que “El Gusano” había comprado en una ferretería de Corrientes. Nozzi recibió cinco tiros calibre 22: dos en el pecho, uno en la espalda, uno en la pierna y otro en la frente.
La Policía Federal interrogó a los acompañantes del productor. Menocchio y Ramírez dijeron que estaban esperando a Nozzi. Ellos aseguraban que su socio había viajado a Encarnación, Paraguay, para retirar 10 millones de dólares que después “lavaría” en Argentina. “El Gusano” siempre mantuvo esa versión. “Yo también quiero saber qué pasó con mi amigo”, decía.
La justicia correntina no le creyó. Los investigadores le quitaron la máscara y revelaron su verdadera identidad. Estuvo detenido cuatro años en la Unidad Penal N.º 6 de San Cayetano. En el 2009 salió en libertad, aunque siguió vinculado a la causa de Nozzi. Después de salir de la cárcel, retomó sus negocios.
En el 2011, “El hombre de las mil caras” regresó a prisión. El 25 de enero del mismo año, lo apresaron en un hotel de Corrientes. Lo acusaban de ser el autor intelectual del asesinato de Manuel Roseo, un terrateniente de 75 años, y de su cuñada Nelly Bartolomé. Las víctimas aparecieron torturadas en una habitación de su vivienda, en una localidad cercana a Resistencia. Según las investigaciones, el doble crimen buscaba cubrir una compra “trucha”. Menocchio afirmaba haberle pagado 40 millones de dólares a Roseo por 250 mil hectáreas de campo entre Chaco y Misiones.
Al hombre de las mil caras ya no le quedan más coartadas. El empresario elegante y de gustos refinados se enfrentará a otro juicio por el crimen de Manuel Roseo y Nelly Bartolomé. La justicia paraguaya también lo tiene en la mira.
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