Cosecha Roja.-

Hay ladrones que una vez que son detenidos amenazan y amedrentan a sus víctimas. No fue el caso de Adrián “El Ninja” Fernández y su novia Mariela Sánchez. Antes de llegar al juicio, en el que fueron condenados ayer a siete años de prisión por un asalto, la madre de El Ninja les entregó a las víctimas una carta manuscrita de su hijo en la que además de pedir disculpas, incluía las alianzas de oro que les había robado.

Miguel Ángel Ansorena es un jubilado de 66 años. Fue empleado de la administración pública bonaerense y actualmente hace trabajos de electricidad en automóviles. Alrededor de las 22.30 del 5 de febrero de 2010, quiso entrar su coche en el garaje porque había comenzado a llover pero fue interceptado por la pareja de asaltantes que llegó al lugar en un Citroen Saxo gris.

“Vamos para adentro. Sabemos que tenés plata. Te entregaron”, le dijo El Ninja a Ansorena. Apenas entraron en la casa, la pareja redujo también a la mujer del hombre, María Rosa Falcone y a su hijo, Mario. Les sacaron los cordones de las zapatillas y los ataron a una cama. Luego de revolver toda la casa, se hicieron de distintos objetos de valor, celulares y cinco mil pesos.

Mientras El Ninja los ataba, “él se sentó en la silla de la computadora de mi hijo y nos dijo que no le gustaba hacer esto, que lo hacía por necesidad y que ahí terminaba todo. Mi hijo incluso le ofreció que se llevara el auto, pero el muchacho dijo que no”, declaró Falcone ante los jueces del Tribunal en lo Criminal II de La Plata.

Cuando la pareja creyó que era suficiente intentó escapar pero el frente de la casa de la calle 35 entre 28 y 29, estaba rodeado de policías.
Un vecino había llamado al 911. El comisario de la seccional cuarta, Leonardo Alonso tocó el timbre y El Ninja lo atendió: “Preguntamos si estaba todo bien, pero el tipo cerró la puerta de golpe”, recordó el jefe policial en el juicio.

Los asaltantes salieron por el fondo de la casa, se subieron a los techos de los vecinos y fueron interceptados a la vuelta de la manzana, sobre la terraza de otra casa, que daba a las calles 29 entre 35 y 36.

La policía detuvo a la pareja y secuestró un revólver calibre 32 largo con seis balas, el dinero y alhajas robadas.

Durante el juicio, Mario, el hijo del matrimonio Ansorena, recordó que después del robo apareció en su casa una mujer llorando que entregó las alianzas que le habían sustraído a su madre y una carta pidiendo perdón. Las alianzas estaban grabadas con las frases “De Mari a Miguel” y la otra “De Miguel a Mari”. El gesto no alcanzó para reducir la condena.