“La aplicación excesivamente represiva del régimen prohibicionista mundial ha provocado un gran sufrimiento humano, truncando la vida de muchas familias e imponiendo a los condenados penas desproporcionadas en unas condiciones penitenciaras a menudo terribles”.

Para transformar este escenario, la investigación Innovaciones legislativas en políticas de drogas recorre buenas prácticas legislativas  de todo el mundo que demuestran que es posible alejarse del modelo de la tolerancia cero y avanzar hacia “políticas de drogas más humanas y fundamentadas en pruebas empíricas”.

Martin Jelsma, autor del informe, dice que “las pruebas disponibles sugieren que las legislaciones que moderan la penalización, acompañadas de medidas que ayuden a redirigir los recursos de las actividades de represión y encarcelamiento hacia a la prevención, el tratamiento y la reducción de los daños, son más eficaces para limitar los problemas relacionados con las drogas. Los temores de que relajar las leyes de drogas y su aplicación se traduciría en un drástico aumento del consumo han resultado ser infundados”.

Sobre la descriminalización del consumo, el caso mejor documentado es el de Portugal en donde “el descenso del número de encarcelados por delitos de drogas contribuyó a una marcada reducción de la sobrepoblación penitenciaria”. Al mismo tiempo, la importante caída de las muertes relacionadas con la heroína (de 350 en 1999 a 98 en 2003) se puede vincular con el notable aumento de los consumidores que entraron en tratamiento de sustitución”.

También se da cuenta del impacto de políticas como el tratamiento en tanto alternativa a la prisión, la proporcionalidad de las penas y la reducción de daños. La investigación dedica un apartado a la  reclasificación se las sustancias: “no hay ni un solo experto en el campo que aún defienda que el cannabis pertenece a la misma categoría que la heroína”.

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