Por Redacción – Plaza Pública
“Numerosos aviones han aterrizado desde Suramérica y se estacionan en la pista de aterrizaje abandonada y sin control de Puerto Barrios. E incluso una parte está controlada por un narcotraficante conocido”, reza el cable 08GUATEMALA1360 del 31 de octubre de 2008, firmado por el ex embajador Stephen McFarland después de una reunión sostenida con autoridades de Aeronáutica Civil. Otro cable, el 08GUATEMALA1180, señalaba que esta pista de 206 metros de largo había sido abandonada por los militares en 2004.
Los casos de aterrizajes en las pistas de Cobán y Zacapa han sido documentados. Por ejemplo las autoridades encontraron en diciembre de 2010 en el aeropuerto de Cobán tres avionetas: en una había Q300 mil quetzales y otras dos no tenían permiso para ingresar al país. Las tres estaban al servicio de los Zetas, según fuentes de inteligencia civil. Además usaban un costado de la pista para carreras de caballos. Estos casos en los que los narcotraficantes utilizan los aeropuertos nacionales como pistas privadas se han extendido al Puerto de San José, según los cables.
Pero la amenaza no se limita a las pistas de las esquinas del país; también parece estar en el Aeropuerto Internacional La Aurora, como sucedió en México con el aeropuerto internacional Benito Juárez, según Joaquín Villalobos, intelectual salvadoreño que asesora al gobierno de Felipe Calderón.
“En México (el narcotráfico) ya dominaba algunas ciudades y zonas del país, controlaba el Aeropuerto Internacional de la capital, otros aeropuertos, puertos, prisiones, y había penetrado a las instituciones municipales, estatales y federales de seguridad y justicia”, escribió este primero de enero de 2012 Villalobos en la revista mexicana Nexos.
El salvadoreño, que formó parte de la guerrilla del FMLN antes de ser investigador en Oxford, recordaba en su artículo que el dominio territorial es clave para las mafias. “En tanto sus actividades requieren del control de rutas, plazas, retaguardias o áreas de producción, el dominio del territorio se vuelve indispensable. Las prisiones, los aeropuertos, las fronteras y otros lugares estratégicos también son parte de sus objetivos a dominar”, señalaba.
Al parecer, es también una realidad en Guatemala. Fuentes de la Presidencia del gobierno de Óscar Berger comentaban en 2007 haber descubierto un subregistro de aterrizajes y despejes desde el aeropuerto La Aurora, sin ninguna reacción de parte del Ejecutivo.
Y pareciera que al que quiso hablar fue callado: en julio de 2005 el ex jefe de la Secretaria de Análisis e Información Antinarcóticos (Saia), Adán Castillo, dijo que el Aeropuerto Internacional La Aurora era utilizada para ingresar grandes cargamentos de droga al país y que era la familia Mendoza de Izabal la que manejaba la mayor parte del negocio de droga. Cuatro meses después Castillo fue capturado en Estados Unidos por pactar con traficantes el cuidado de un cargamento de droga. Fue sentenciado en 2007 a diez años de prisión.
El 26 de mayo del 2006, Javier Figueroa, entonces subdirector de la PNC, ingresó a Aeroclub de Guatemala en busca de droga que supuestamente llegaba en una aeronave. Antes de ingresar sus guardaespaldas y los guardias del Aeroclub tuvieron un altercado porque no dejaban ingresar a los policías. Al final Figueroa entró y no encontró nada; meses después fue denunciado por un asesor jurídico del Ministerio de Gobernación. Figueroa en su defensa dijo que sabía que avionetas y helicópteros cargados con droga ingresaban al país y se resguardaban en hangares del Aeroclub pero nadie se atrevía a realizar operativos en ese lugar y cómo él si lo hizo fue atacado públicamente. Guatemala es el país con más aviones per cápita en el mundo.
Los narcotraficantes incluso podrían estar detrás del asesinato de un controlador aéreo que no permitió que aterrizara un avión cargado con cocaína en 2007. Fuentes de Aeronáutica Civil aseguraron a los estadounidenses en el primero de los dos cables que “oficiales de aviación involucrados estuvieron involucrados en el asesinato el 17 de agosto de 2007 del controlador José Emanuel Méndez, quien habría negado permiso de aterrizar a un avión que venía cargado con tres toneladas de cocaína y que después de dar cinco vueltas al aeropuerto terminó cayéndose. En represalia, Méndez habría sido asesinado”, sostiene el cable, que se apoya en autoridades de Aeronáutica Civil, policiales y de sindicatos.
Por este asesinato fue condenado en tribunales su colega Erwin Omar Gudiel Arias. El periodista Andreas Bourke, amigo de Méndez, demandaba el 22 de julio de 2010 en elPeriódico que se llegara hasta la autoría intelectual. Y recordaba que Carlos Castresana, cuando fungía como jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad (Cicig), aseguró que la Comisión había encontrado indicios de que Juan Roberto Garrido, gerente de seguridad del Aeropuerto, había estado involucrado en el asesinato.
No se continuó con las investigaciones. Según el primer cable, José Carlos, director de Aeronáutica, pidió ayuda a los estadounidenses para combatir la infiltración en su dependencia. Se intentó conversar con el funcionario, pero no fue posible. Hubo un grupo de trabajo sobre el tema, con los Ministerios de Gobernación, Defensa y la embajada estadounidense, coordinado por la Vicepresidencia, pero ésta ofreció dar un informe sobre los resultados próximamente. Nery Morales, vocero de Gobernación, explicó que en la Policía Nacional Civil no contaban con el personal suficiente que requería la Dirección de Puertos y Aeropuertos (DIPA).
De momento, es otra puerta del país por la que el narcotráfico parece haberse colado en la última década.
Foto: Plaza Pública
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