ilarraz
La sentencia se conoció hoy. Justo José Ilarraz está acusado de abusar de siete menores cuando era preceptor en el Seminario Menor de Paraná entre 1984 y 1995. Es el segundo juicio en Entre Ríos contra un sacerdote por delitos sexuales.

El tribunal de Entre Ríos presidido por Alicia Vivian e integrado por Carolina Catagno y Gustavo Pimentel condenó este lunes a 25 años de prisión efectiva al sacerdote Justo José Ilarraz, acusado de abusar a siete chicos de entre 10 y 14 años en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo en la provincia de Entre Ríos.

Se trata del máximo de pena que establece el Código Penal. Luego de la lectura de la sentencia, Ilarraz quedó detenido de manera preventiva, bajo arresto domiciliario, hasta que la sentencia quede firme.

El juicio había comenzado el 16 de abril y durante las audiencias Ilarraz se declaró inocente y dijo que fue todo un plan armado por uno de los denunciantes para manchar su imagen. En el juicio testificaron 24 curas, cuatro ex sacerdotes, tres obispos, las víctimas y sus familiares.

Leonardo Tovar, uno de los curas que declaró como testigo en el juicio había dicho: “Hay muchas víctimas que por hijos, trabajo o vergüenza social no se animaron a testimoniar”. Y agregó a la agencia Télam luego de declarar: “Se va a hacer justicia, Ilarraz va a ir preso y los que lo encubrieron también.”

Sus víctimas hoy rondan los 40 años. El sábado pasado, una de ellas escribió una carta publicada por TN haciendo su descargo: “El lunes próximo conoceremos la sentencia. Como personas ya logramos el remedio para nuestra vida, poder sobrevivir y contar, lo llevamos a la justicia, ya estamos enseñando, animando, sacarnos la mancha de la culpa, ese fantasma de ser los traicioneros de la Iglesia, siendo traidores e interesados los que no actuaron como deberían haberlo hecho.”

Sin poder obviar la situación en la que se encuentra la Iglesia, en esa carta la víctima pidió al Papa que se realicen cambios necesarios en la Iglesia: “El Papa Francisco, al cual animamos y enviamos fuerzas y convicciones de que nuestra Iglesia necesita algunos necesarios y apresurados cambios institucionales, actualizaciones, reconocer es crecer, desenmascarar tabúes que solo generan desconfianza, dolor y alejamientos de sus fieles”.