100 dias degradaddo

100 días para enamorarse expone en la televisión abierta, en prime time, lo que sucede en cualquier familia, en cualquier barrio de clase media y clase media baja, en cualquier espacio: la diversidad. Y lo más saludable: no lo fuerza. La diversidad que existió siempre pero que, a pesar de la resistencia de una parte de la sociedad conservadora, recién en estos años se visibiliza con fuerza.

Desde los primeros capítulos el público lo supo: Antonia (Nancy Duplaá) era acosada por el jefe y su hija Juani (Maite Lanata) empezaba a mostrar signos de incomodidad con su cuerpo, con su apariencia. El proceso de Juana a Juan (que aún está sucediendo) fue intenso, pero para nada brusco. Y no sólo es un proceso para Juan, sino para su familia y especialmente para Antonia, su madre. ¿Cómo entender que tu hija no se autopercibe mujer? ¿Cómo acompañarla en ese camino? ¿Qué es ser trans? Antonia va a aprender de Juani más de lo que aprendió en toda su vida. Inolvidable el capítulo en el que ambos visitan a una psicóloga especialista en género (Sandra Mihanovich), que les da (y ofrece a toda la audiencia) una master class sobre sexualidad y diversidad.

Son lxs compañerxs de Juan los que deberán aprender a respetarlo, a entenderlo, a aceptarlo. A ellxs les va a costar menos que a las autoridades del colegio y a los padres y madres de lxs pibes.

Lo interesante de 100 días es que el proceso de Juan no es un hecho aislado, sino que otras situaciones y personajes se entrelazan en la diversidad y en el empoderamiento de las mujeres: un gay asumidísimo y otro que no termina de asumirse, una mujer que vive su sexualidad en libertad, mujeres que se alían y empoderan contra el macho que las engañó durante años y llevaba una doble vida, varones que no siempre pactan con el machismo de un amigo, estudiantes que bucean en su sexualidad, clases de educación sexual. Y un aborto clandestino.

El capítulo de ayer fue el más revelador después de aquellos donde Juan se va redescubriendo y autopercibiendo varón trans. Una chica de 20 años está embarazada de su ex novio y decide abortar. Decide hacerlo en silencio y en soledad, presa de la lógica de la clandestinidad y de la vergüenza. Se desangra y casi muere. Es rescatada a tiempo y se salva. “Me trataron como a un perro. Pensé que me iba a morir”, le dice ella a su ex, un pibe de 17 años.

Al fin una ficción se anima a contar un aborto sin que haya un accidente de por medio (un empujoncito, una caída por escaleras). En la televisión abierta, los abortos suelen ser involuntarios, espontáneos. Jamás provocados. El de Charo fue un aborto deseado por un embarazo no deseado. Un aborto que casi termina en muerte por la clandestinidad.

“Charo tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo, así como yo puedo decidir sobre el mío, no pueden obligarla a transitar un embarazo que no desea”, le dice Juan a su mamá, en una escena posterior.

Y hasta la Educación Sexual Integral (ESI) se mete de lleno en la escena en que Laura (Carla Peterson) le pregunta a su hijo “cómo puede ser” que haya dejado embarazada a una chica “con la educación que tenés”. “No tenés que cuidarte sólo de dejar embarazada a una chica, hay enfermedades. (…) Te tenés que cuidar bien, no con las fechas, te tenés que poner un profiláctico”, le dice. La necesidad de la ESI en las escuelas y en las familias, sean de la clase social que sean.

La sinopsis de 100 días hablaba de una pareja heterosexual, con dos hijos, que decide darse 100 días para repensar el vínculo y decidir si sigue o le da un punto final al matrimonio. Todo parece indicar que se hablará de una familia “tipo”. Una familia tradicional, con todo lo que ese concepto abarca. ¿Pero qué hay al interior de esa “familia tipo”? Los vínculos de esa familia que está a punto de desmembrarse (¿o transformarse?) y de las otras familias que la rodean y le pelean protagonismo carecen, mayoritariamente, de estereotipos. Porque la diversidad acabó con esos estereotipos. Y esa sinopsis inicial es apenas una excusa para repensar, explorar y descubrir otras familias, otros vínculos, otros roles en un sociedad cada vez más diversa.